En mi clase de francés hoy nos pusieron un ejercicio en el que teníamos que conjugar en imperfecto y pretérito perfecto, para lo cual usaron un texto del cuento de hadas clásico de "Ricitos de Oro". No pude dejar de acordarme de la publicidad de un shampoo para niños que no sé si aún exista que así se llamaba, cuyo anuncio en televisión tenía una canción bastante pegajosa que decía:
Ricitos de oro mamá
ricitos de oro papá
un tono rubio me da
y yo no vuelvo a llorar…
Como la conjugación ya me salía, mi mente empezó a divagar, y me puse a pensar "¿qué fregados tiene que ver que el niño no llore con que el shampoo le aclare el pelo?". Alguna vez había leído algunos artículos donde los autores se quejan de que en la televisión mexicana los comerciales, las series y las telenovelas siempre tienen actores de tez clara y facciones de origen europeo, aunque la mayoría de la población sea mestiza y no corresponda con esos cánones de belleza. Por eso en México se vende tanto tinte, y hay tantas cirugías de nariz.
Lo más raro del asunto es que ni siquiera nos damos cuenta del racismo que existe en nuestra sociedad cuando la palabra "indio" puede ser usada como un insulto, aunque la mayoría de la población tenga al menos algo de eso.