Cuando escuchan que vivo en Finlandia, mucha gente me pregunta cómo es vivir acá en invierno, especialmente cuando puedes llegar a experimentar diferencias térmicas como la de abajo:
En realidad, yo pienso que no es tan difícil como parece. Al contrario de lo que pudiera pensarse, no me la paso añorando las playas de México todo el invierno ni mucho menos (obviamente no le voy a decir que no cuando se me presenta la oportunidad de ir, claro). Como donde crecí la nieve es algo que sólo se encuentra en las cimas de los volcanes, cada que llegan las nevadas lo disfruto enormidad y me preparo para los deportes y actividades de invierno: esquí de fondo (en tierra o sobre el mar congelado), esquí alpino (en Laponia o en Savo), patinaje sobre hielo o deslizamiento en trineo. Intentaría el hockey sobre hielo, pero la verdad es que el único deporte con bastones para el que no soy tan malo es el golf. Con probar salibandy tuve suficiente.
Otra cuestión es obviamente la ropa. Acá tienen un dicho con el que estoy completamente de acuerdo:
No hay mal clima, hay mala ropa
Uno tiene que saber vestirse de acuerdo al clima y también tener en cuenta el factor viento (-17 °C con viento fuerte te puede llegar a dar una sensación térmica de -40°C). Se dice que el 30% del calor corporal se escapa por la cabeza, así que el uso de gorro de lana o sombrero es recomendable. Además, necesitas guantes, bufanda, ropa interior larga, un buen abrigo o rompevientos y saber vestirte en capas: una capa gruesa no te protege tanto como varias capas delgadas, ya que lo que calienta es el aire atrapado entre cada una. En lo más frío del invierno puedo llegar a usar hasta 5 capas de ropa entre camiseta, camiseta larga, camisa, suéter, saco y abrigo. Sudaderas de microfibra o de plano suéteres de lana pueden ser útiles. Algunas personas también usan orejeras de lana o piel. Aún así, salir a la calle en invierno no está peleado con la moda o el estilo propio: no es necesario pensar que te vas a ver como muñeco de Michelin 8 meses al año. Contra lo que pudiera pensarse, en diez inviernos sólo he tenido que usar pasamontañas una vez y hubiera podido sobrevivir sin él.
No uso botas de invierno a menos que realmente haga mucho frío o me vaya a ir a hacer senderismo, pero unas buenas plantillas de lana y calcetines largos de lana o seda pueden hacerte el paro, aún con zapatos o tenis normales. Lo único que sí hay que tener en cuenta es la suela, ya que la nieve o el hielo favorecen las suelas de hule o plástico de buen agarre. Caminar al trabajo en invierno en zapatos de suela de cuero es intento de suicidio.
Lo más importante es escuchar a tu cuerpo y recordar que es un mecanismo maravilloso. Si estás aquí un rato podrás notar que te acostumbras al frío, y cuando en primavera el mercurio vaya de subida te va a empezar a dar calor a cero grados. Recuerdo que en mi primer año aquí sentía que se me caían las orejas con los primeros vientos de Octubre aunque apenas era otoño, ahora a menos que estemos abajo de -15°C no las uso o empiezo a sudar como si tuviera la cabeza en un horno.
Como dicen por ahí: Si te llueven limones, haz limonada.